El Poder los Hábitos. Charles Duhigg
Comentado por:
L. E. Sergio Atilani
Los seres humanos estamos en la plena
creencia de que todo lo que hacemos cotidianamente está regido por nuestra
capacidad consciente, que cada cosa que realizamos en el día a día la podemos
planear y estamos en la libertad de decidir libremente que actividades o
actitudes podemos asumir con total libertad. ¿Cuántas veces no hemos escuchado
decir a un fumador o un bebedor “yo dejo el cigarro cuando quiera” “yo controlo
la bebida, no ella a mi”? o como muchas personas con malas actitudes y costumbres
como ser impuntuales y/o irresponsables decir que pueden cambiar cuando ellas
quieran. La mayor parte de las decisiones o actividades que realizamos a diario
no son el resultado de decisiones meditadas a conciencia, son hábitos. Todos
estos hábitos personales tienen una importante influencia en nuestros
resultados del día a día en cada aspecto de nuestra vida laboral, personal,
familiar y en la salud. Estos hábitos son programas instalados en nuestro
cerebro y podemos cambiarlos por medio de ajustes en nuestros patrones y formar
nuevos paradigmas con mayor carga positiva y que mejoren nuestro quehacer
diario.
El periodista de investigación Charles
Duhigg realiza un ensayo con gran maestría, con un enfoque apasionante, lleno
de ejemplos que permiten visualizar cada una de los conceptos y demuestra como
la adopción de un único hábito clave puede transformar radicalmente nuestra
vida corporativa, personal y social. Los hábitos, según los científicos, surgen
porque el cerebro siempre busca el modo de ahorrar energía, estos hábitos se
almacenan en una región del cerebro llamada ganglios basales lo que provoca que
cada vez que tenemos una nueva experiencia nuestra actividad cerebral se incremente
considerablemente, pero al correr de los días y repetir esta experiencia
cotidianamente el cerebro se relaja y almacena la información en los ganglios
basales así que su tendencia natural es
convertir casi cualquier situación ya vivida en una rutina. El problema es que
el cerebro no diferencia entre los buenos y los malos hábitos. Así, señala
Duhigg en su libro, “una vez que hemos desarrollado la rutina de sentarnos en
el sillón, en vez de salir a correr, o la de comer cada vez que vemos una bolsa
de papitas, esos patrones permanecerán en nuestra conducta”. Puede que Duhigg
esté en lo cierto: los hábitos son tan poderosos que consiguen que el cerebro
se aferre a ellos y excluya todo lo demás, incluido el sentido común, pues de
otra forma no se entiende que tantas personas tropiecen una y otra vez en la
misma piedra.
El hábito es una conducta que comienza
como una elección y luego se convierte en un patrón casi inconsciente que con
el tiempo se hace en forma casi automática.
Pero estos pequeños cambios en los
patrones de tus hábitos no son para nada sencillos. Pep Marí trabaja en el
Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (CAR), donde ejerce de jefe del
departamento de Psicología del Deporte y donde imparte cursos a empresas e
instituciones públicas sobre cómo cambiar los hábitos de una organización, así
como asesora a deportistas de primer nivel para que cambien algunas viejas rutinas
y consigan sus objetivos. “Para cambiar un hábito por otro –concluye este
psicólogo– siempre hay tres fases: la fase de los errores, que consiste en
equivocarse y en aprender; la fase de los esfuerzos, cuando llega un día en que
de tanto fallar aprendes a concentrarte y a hacer las cosas de otra manera, y
la fase de los automatismos, donde lo ensayado se convierte en hábito”.
El reto se encuentra en identificar esos
reactivos que generan nuestros hábitos. El primer paso será confiar en uno. "Si
crees que puedes cambiar, si transformas esta creencia en un hábito, el cambio
se hace realidad", escribe Duhigg. "Éste es el poder real de los
hábitos: la noción de que tus rutinas son lo que tú quieres que sean. Una vez
que ese cambio ocurre -y se convierte en automático- no sólo se hace realidad.
Se hace inevitable".
Todos podemos mejorar significativamente
aspectos problemáticos de nuestras vidas, nuestras relaciones, y podemos
también potenciar las fortalezas y habilidades con las que contamos por medio
de pequeños cambios en los patrones de nuestros hábitos. Para lograrlo es
necesario invertir una buena cantidad de fuerza de voluntad y autoestima ya que
en el intento se tiende a fracasar muchas veces. El ingrediente para salir
delante de esos fallos y no tomar el camino fácil diciendo “qué difícil es
esto” es tener el coraje suficiente para reponerte y convertir esa actitud, con
su respectiva generación de energía para impulsarte, en un patrón que te lleve
a desarrollar un hábito positivo el cual te va a permitir salir adelante
resolviendo situaciones complicadas y traerá hacia ti un torrente de bienestar
en todas las áreas y las personas con que interactúes. Y lo más importante:
¡para contigo mismo!

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